A lo largo de los siglos el poder dominante ha hecho leyes a su medida, y también a lo largo de los siglos mujeres y hombres conscientes de su injusticia, las han trasgredido -arriesgando en muchos casos incluso sus vidas- hasta lograr cambiarlas. El miedo que tiene “el poder" es que se esté señalando el camino. En efecto, además de las movilizaciones en la calle, es innegable que la desobediencia es un camino. El contrario, el de la obediencia ciega a la ley, sea ésta justa o injusta, legítima o ilegítima, el del colaboracionismo con la dictadura del capital, sólo puede, en estos momentos, como en otros muchos del pasado, tener dramáticas consecuencias para todos.
http://www.latuerka.net/
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