Vivir mejor en la ignorancia y no en la incómoda verdad. Y es que mientras la publicidad multicolor vende toda clase de píldoras milagrosas para simular la felicidad, esconder la depresión o resucitar la líbido, la píldora roja no promete sonrisas ni satisfacción y por el contrario, puede provocar la indeseable sensación de vértigo que sobreviene a descubrir la falsa seguridad que da soporte al común de las vidas.
Si tú estás dispuesto a evaluar y reevaluar lo que crees y cómo llegaste a creerlo, considerar la posibilidad de hallar sabiduría en personas que piensan diferente que tú, entender que más importante que "saber" o "poseer " la verdad es, participar y engrandecer el conocimiento colectivo en el que vamos encontrando cada vez más respuestas y, dejar de ser un espectador por el que alguien más decide y tomarte la molestia de pensar por ti mismo y tener voz y voto en la vida ciudadana y política de tu nación, entonces, ya has tomado la píldora roja.
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