El Río de la Vida.

La vida es un río y cada una de nuestras particulares vidas es un remolino. El remolino tarde o temprano se disuelve (muere) y vuelve a seguir la corriente del río. 
Cada una de nuestras vidas es un remolino mientras la vida (el río) sigue su curso a nuestro alrededor. A veces, ese remolino atrae para sí suciedad que no hace más que enturbiar el agua. No dejamos que esa agua turbia vuelva a la corriente. 
Los límites de nuestro remolino están marcados por nuestro ego. Sólo eliminado el ego podremos dejar marchar el agua turbia que ensucia nuestra agua.  El ego no tiene sentido en el río de la vida puesto que todos formamos parte de sus aguas. 
Sólo somos un momento de energía que cuando se agote pasará a formar parte del río. ¿Puedes ver de lo que hablan estas aguas crecientes?.