La vibración de la Antártida representa a la espiritualidad, a la verdad. Quizás también esa verdad nos conecte con la realidad de otros mundos interdimensionales que se encuentran ocultos, aguardando en el proceso de nuestra evolución.
La Antártida nos abre sus puertas de hielo para permitirnos espiar sus bellezas sin dejarnos convencidos de haber conocido realmente esta tierra de magia blanca y azul.
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